Después de mucho tiempo
te he vuelto a ver. Como siempre te presentabas divertida, alegre y llena de
sorpresas, y ya sabes cómo me gusta a mí eso.
Si te soy sincero,
preciosa, estoy pensando en ti día y noche, eres el centro de mi vida y aunqué tú
no te hayas dado cuenta, sin ti no puedo vivir.
Hoy, como tantas veces
antes, he venido hacia ti con las ideas claras, sabía lo que tenía que hacer,
sentir, expresar, para poder seducirte, pero una vez más me has mandado a esa
dura friendzone que todos aquellos que te queremos hemos sufrido alguna vez.
Y no, no lo entiendo, no
entiendo que he hecho mal, ¿será que
nunca te he llegado a entender?, ¿será que nunca te he merecido?, ¿será que
nunca podre estar a tu nivel? La verdad es que no lo sé, pero creo que esto no
me lo merezco.
Porqué si, lo de hoy me
ha dolido. Sí, sé que he estado mucho tiempo ausente, sin decirte nada, sin
tratar de seducirte, pero créeme, me hubiese gustado estar más cerca de ti,
pero la vida a veces no nos da lo que queremos.
Pero he vuelto, he vuelto con ganas de volver a disfrutar de ti, supongo
que es difícil enamorarte en tan solo dos meses después de un año sin decirte
nada, pero quiero que sepas que nunca te he olvidado, que siempre has estado en
mi corazón.
Y la verdad que no lo entiendo,
no entiendo lo de hoy. No entiendo
porque la vida me ha castigado con esta dura friendzone, durante el rato que
hemos hablado me he sentido muy cómodo contigo, y sé que tu conmigo, sé que he
metido la pata en algún momento de la conversación, pero no me merezco tal
castigo. El dolor de ver que no solo tonteabas conmigo, sino que ibas tonteando
con todos los que llegaban y el dolor de ver que como más tarde te venía a
hablar la gente, más te gustaban. No sé
porque ha sido, quizás has pasado demasiado frio cuando hablabas conmigo, quizás
los otros chicos han visto mis meteduras de pata y las buenas fichas que te he
metido marcadas en tu blanca piel y han sabido aprovecharlo, o simplemente de
momento no te merezco.
Y se te digo la verdad ya
no sé qué hacer… Somos tantos aquellos que hemos intentado enamorarte y son tan
pocos los que han conseguido robarte el corazón que cada vez dudo más de mí
mismo. Me siento muy bien cuando a veces hablamos por skype entre semana,
simulando el momento en el que nos vemos de verdad pero después no entiendo que
es lo que hago mal.
Sé que lo fácil sería
abandonar, pero no, voy a luchar por ti, porqué te quiero, porqué me gustas,
porqué lo eres todo para mi.
Mañana, querida Orientación,
nos volveremos a ver, y ten por seguro
que sí, que mañana te voy a seducir.